Ojo Seco

¿Qué es el síndrome del ojo seco?

Es una alteración que se produce en la superficie de la córnea y la conjuntiva por falta de lágrima o porque ésta es de mala calidad. Como consecuencia, la superficie del ojo no está bien lubricada, lo que puede dar origen a molestias oculares, problemas visuales y lesiones en la córnea y la conjuntiva.

¿Por qué se produce?

El ojo seco se produce cuando la glándula lagrimal no segrega suficiente lágrima para mantener el ojo lubricado adecuadamente.

La causas más comunes de este fenómeno son:

  • La disminución de la secreción debida a la edad es la causa más habitual. Con el envejecimiento se atrofian las células que generan la lágrima de manera constante.
  • Cambios hormonales en las mujeres (embarazo, consumo de anticonceptivos orales y menopausia).
  • Los factores ambientales, especialmente en entornos con mucha evaporación (viento, aires acondicionados, calefacciones, etc).
  • La lectura prolongada, ya que se reduce el parpadeo, con lo que la lágrima no se distribuye correctamente y aumenta su evaporación.
  • Algunas enfermedades sistémicas (síndrome de Sjögren, artritis reumatoide, lupus eritematoso, etc).
  • El uso de lentes de contacto.
  • Algunos procedimientos quirúrgicos oftalmológicos.
  • Algunas enfermedades cicatrizantes de la superficie ocular (como conjuntivitis vírica severa).

¿Cómo se manifiesta el síndrome del ojo seco?

El síndrome del ojo seco causa irritación, escozor, enrojecimiento, sensación de cuerpo extraño o arenilla en la superficie ocular, además de fatiga o pesadez en los párpados o lagrimeo.

Aunque pueda resultar contradictorio, el lagrimeo excesivo se debe a una inadecuada e insuficiente lubricación ocular. Nuestro organismo se protege “inundando” la superficie del ojo con lágrimas de baja calidad que no aportan los nutrientes y protectores necesarios.

¿Cómo se puede prevenir?

Debido a las graves consecuencias que puede acarrear el ojo seco (queratitis, cicatrices, pérdida de la visión, úlceras de córnea), se recomienda realizar periódicamente controles oftalmológicos específicos.

La detección y tratamiento precoz resultan esenciales para la mejora y prevención del daño ocular.

Los colectivos de más riesgo son las personas mayores y mujeres en fases de cambio hormonal.

Existen algunas medidas útiles para evitar la sequedad ocular ocasionada por causas ambientales:

  • No exponerse a corrientes de aire que favorecen la evaporación de la lágrima (no orientar ventiladores hacia la cara, no conducir con las ventanillas abiertas, usar gafas de sol protectoras cuando estemos en el exterior, etc).
  • Evitar la sequedad ambiental mediante el uso de humidificadores.
  • Protegerse de la polución ambiental, evitando atmósferas como la playa y el campo en días de viento, así como el polvo doméstico, el humo del tabaco o los disolventes.
  • Forzar el parpadeo varias veces al día y limpiar las glándulas lagrimales a menudo con una toallita o un disco desmaquillante.

¿Cuál es su tratamiento?

Cuando no se puede tratar directamente la causa del ojo seco, las lágrimas artificiales y pomadas lubricantes ayudan a controlar la sequedad e irritación.

Si con este tratamiento no disminuyen los síntomas, existe la opción de preservar las lágrimas de la persona afectada, mediante el bloqueo de los conductos lagrimales, insertando un minúsculo tapón que evita el drenaje rápido de las lágrimas y permite conservar la hidratación ocular y proteger el ojo. Los pacientes con ojo seco más severo pueden requerir otros tratamientos adicionales.